EXIT. Esta palabra inglesa indica la salida. En el argot
comunitario ha adquirido rango de oficialidad y también significa salida.
Salida de la Unión Europea, del euro, de Schengen, del conjunto de las políticas de la
Unión. No le gusta a Bruselas ni oir ni hablar de ninguno de los EXITs que tiene
encima de la mesa y que amenazan la integridad del proyecto europeo, porque los
consideran un fracaso del proyecto.
La lista la abrió Grecia con el GREXIT y Bruselas alejo su
sombra con un tercer rescate que sitúa el déficit público del país heleno en el
200%.
El Segundo EXIT europeo el británico. El BREXIT. Bruselas
intenta mitigar su efecto y plantea concesiones mínimas a Cameron ante la
inminente publicación de las condiciones de Reino Unido. Una cesión que no evitará
la consulta pero Cameron las podrá incorporar -si Bruselas accediera a ellas- a su programa en la campaña a
favor de un hipotético SI por el que ni él ni su partido se han pronunciado de
momento.
El Tercer EXIT lo ha consumado hoy el Parlamento Catalán con
la aprobación de una declaración de Independencia separatista de España que supondría también
el EXIT de Cataluña de la Unión Europea.
Bruselas se preocupa de momento poco porque confía en que el Gobierno español
lo paralizará.
Y el Cuarto EXIT está por ver pero puede llegar en breve si
los euroescépticos franceses, encabezados por Marinne le Penn llegan al poder y
cumplen el programa que defienden ya desde la oposición. EXIT o SORTIE DE
LA FRANCE un enorme problema para Bruselas.
Bruselas tiene ya cuatro papas calientes sobre la mesa y
ha evidenciando que sus respuestas hasta ahora no apagan el fuego. Esperemos
que no se propague.