miércoles, 4 de noviembre de 2015

#YyaVan30


Hoy comienza en Jarandilla de la Vera, Cáceres un encuentro #TuiterosUE organizado por las Instituciones Europeas. Allí estaré junto con otros colegas para analizar los 30 años de integración de nuestro país en la UE.
Una celebración conjunta en la red en la que la reflexión nos llevará a analizar los cambios experimentados en nuestro país en estas tres décadas.
Y no sólo eso. A mí esta reflexión previa antes de comenzar el encuentro me lleva a vincular estas tres décadas con mi historia laboral.
Fue en 1986 cuando empece a trabajar en RTVE en Canarias y allí  cada día la información tenía que ver con el momento histórico que representó la integración en la entonces CEE.
Lo viví desde Canarias donde el debate fue intenso. Las islas marcaron un modelo diferenciado de integración fuera de la PAC (La Política Agraria Común). Lo bautizaron como PROTOCOLO 2. Una situación que se prolongó poco en el tiempo y que requirió una negociación posterior que llevó a la incorporación del archipiélago a estas políticas. Integrarse en la PAC supuso en las islas el fin de los Puertos Francos. Así que ya se pueden imaginar que el debate político no fue fácil y costó incluso un cambio de gobierno. Nunca he entendido muy bien donde estaba la incompatibilidad. Pero Europa exigía acabar con ese régimen libre de impuestos si queríamos participar en la parte más importante de la cohesión europea, la agricultura.
Frente a los defensores del modelo de fiscalidad diferenciada se impuso el modelo defendido sobre todo por los agricultores. A partir de ahí un sin parar. Canarias siempre ha estado negociando su peculiaridad insular y de lejanía y logró incorporarla a Tratados Europeos importantes como Maastrich, Amsterdam y Lisboa. Una percha permanente de reconocimiento de la ultraperiferia europea. Lo que conocemos como Estatuto Permanente de las Regiones Ultraperiféricas.
Una situación que Canarias comparte con otros territorios alejados. Los territorios franceses de ultramar y los archipiélagos portugueses de Madeira y Azores. He compartido muchos encuentros con colegas de estas regiones en las Cumbres de las Regiones Ultrsperifericas y la pregunta siempre era la misma. Se puede uno sentir europeo a tantos kilómetros de distancia?
La respuesta, después de vaguedades y dudas, siempre ponía el foco en qué ser europeo es un sentimiento.
Justo lo contrario que lo que le pasa a los británicos. Tan cerca de Europa y tan lejos de la UE.

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