viernes, 20 de noviembre de 2015

PARIS ET L´AMOUR A PARIS

Cuando de pequeña aprendí las capitales europeas no fuí capaz de calibrar la importancia que la capital francesa iba a tener en mi vida. Fue también en el colegio, pero un poquito más tarde, cuando mi profesora de francés, la Señorita Estella, nos contagió, a las poquitas que estudiábamos esa lengua en la clase, su amor y entusiasmo por la capital francesa.
Siempre pensé que ella debió enamorarse allí, una suposición mía que ella nunca confirmó. No es mi caso. Yo me enamoré de la ciudad, no de un francés. Pero le debo ese amor a Paris a la Señorita Estella. Estudiar francés era hacer un recorrido por la que ella consideraba la ciudad de  l´amour y la ciudad más bonita del mundo. Sus jardines, sus "boulevares"(palabra francesa que hemos adoptado), sus puentes, la tour Eiffel, el Sena, los cafes, los croissants....Todo. Aprendías  francés y te sentías recorriendo cada rincón de la ciudad que tardaría aún algunos años en conocer. Cuando la conocí supe desde el primer momento que se me quedaría grabado para siempre el impacto que me generó. Todo. Lo que ya les he mencionado por supuesto y lo que no he mencionado pero que me sorprendió de forma especial,  la presencia de la población árabe en Paris. Sobre todo porque en mis paseos imaginarios por la ciudad no estaban. Y no estaban porque la Señorita Estella no nos había hablado de este tema. Fué como una decepción. Era como un amor cojo. A mi amor por Paris le faltaba una parte importante de su esencia, por lo que decidí incorporarla. Y  me gustaba más asi. Paris entera. Francia no se entiende sin esa integración, ni en ese momento, corría 1986, ni 29 años después.
Los atentados de hace una semana son una mala noticia pero no debieran romper con esa forma de ser y de estar. Sin esa forma de vida  Paris y Francia ni serían ni estarían.

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