viernes, 15 de enero de 2016

EL PESIMISMO, EL OPTIMISMO, EL REALISMO Y RESPIRAR

He vuelto a escuchar tertulias radiofónicas. Hacia tiempo que no las escuchaba porque terminaron aburriéndome. Eso no ha cambiado, me aburren muchos comentarios, pero debo haber desarrollado algún mecanismo, que seguro muchos de ustedes ya tienen , para desconectar aún con la radio encendida y activar la atención cuando identifico que han dicho algo que me suena nuevo .

Me pasó el otro día, quizás es que era justo lo que necesitaba escuchar, para explicarme algo que me venía rondando la cabeza. Lo decía Joaquín Estefanía en la Cadena Ser,  hablaba del "Pesismismo global" con el que empieza el 2016. Un pesimismo -añadió- que recorre el planeta, desde Asia a Europa y a América. Y a partir de ahí he vuelto a escuchar y leer nuevas reflexiones sobre esta idea: el pesimismo global.

En el Parlamento Europeo, el presidente de la eurocamára Martin Schulz, en su primera rueda de prensa del año, afirmaba con tono de bastante preocupación, cuasi pesimista, que "Nunca la Unión Europea se había enfrentado a tantos desafíos, en el exterior y en el interior" y calificó el 2015 como el peor año de su carrera política. Me extrañó su tono porque siempre he considerado que es hombre muy vital que contagia entusiasmo.

También el nuevo presidente del Congreso, Patxi López, habló en su discurso del pesimismo global como consecuencia de la globalización.

El presidente de Estados Unidos, Barack Obama, en su discurso del Estado de la Unión, hizo lo contrario, lanzar un mensaje optimista frente al mensaje del miedo del aspirante republicano a la Casa Blanca, Donald Trump. El PAIS tituló su editorial así: "Obama contra el pesimismo" y alababa la oratoria del presidente norteamericano que dejará de serlo a finales de este 2016.

Y es que el tono de los mensajes de los líderes es muy importante. El tono del mensaje y las palabras elegidas suman o restan adeptos, porque en las formas se evidencia mayor o menor fuerza para afrontar las dificultades sin dejar de reconocerlas. Las dificultades existen. Hay nuevos retos y desafíos que pillan al planeta algo despistado y por sorpresa. La crisis económica, la inseguridad, las inclemencias del clima, las guerras o la crisis migratoria son algunos de ellos.

Frente al optimismo o el pesimismo hay otra manera de afrontar las cosas: aceptar la realidad. Y en ese punto me sorprendió esta semana  el Comisario Europeo de Inmigración, Dimitris Avramopoulos, que habló en el Parlamento Europeo y dijo con bastante aplomo: "Debemos ser honestos y realistas: la situación está empeorando". Se refería a la presión migratoria en las fronteras europeas que lejos de disminuir sigue aumentando, pero podríamos trasladarla a cada uno los retos que mencioné antes. Tengo la sensación de que todo está empeorando y la mayoría de las personas con las que hablo consideran lo mismo.

Yo me voy a apuntar a la formula OM



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