miércoles, 11 de mayo de 2016

HOLLANDE, LE PEN Y JOSÉ BOVÉ PARARÁN EL TTIP

Dos años después de comenzar la negociación del Tratado de Librecomercio Unión Europea-EEUU, el acuerdo parece estar ahora más que nunca en la cuerda floja. No le voy a quitar merito a los colectivos y organizaciones que se oponen a este acuerdo por las razones que ya conocemos y que son de peso, pero creo que si a final de año no hay acuerdo tendrá más que ver con la negativa de Francia que con los Caballos de Troya que han escenificado las protestas contra el TTIP en todo el mundo durante toda la negociación.

En Europa sigue pesando el eje franco-alemán. Menos, pero sigue siendo así. Son los que más aportan al presupuesto comunitario y aplican el criterio de solidaridad salvo cuando la cuestión afecta directamente a sus intereses. Y eso es lo que está pasando ahora mismo con el TTIP, afecta directamente a la gricultura francesa. Les preocupa más el peso especifico de este sector dentro de su economía que si las normas de producción agrícola son más o menos ecológicas o permisivas con los OGM (Productos Modificados Geneticamente).

François Hollande anunció hace unos días que Francia se opone al estado actual de la negociación del TTIP porque -dijo- "No somos partidarios del librecambio sin reglas. Nunca aceptaremos que se cuestionen los principios esenciales para nuestra agricultura". Su anuncio no sentó bien en Bruselas porque añadía un obstáculo más a la cadena de rechazos con los que se va encontrando uno de los ejes de la estrategia comercial de la Comisión Europea. Además Bruselas sabe que la posición de Hollande tiene más que ver con la presión del lobby agrícola francés que con las elecciones en este país. La defensa francesa de su agricultura ha bloqueado durante años la negociación de la UE y Mercosur.

La Unión Europea ha podido cerrar acuerdos de librecomercio con todo el continente americano menos con los países que conforman Mercosur (Argentina, Brasil, Paraguay y Uruguay, Venezuela y Bolivia). Hay Acuerdos de Librecomercio de la UE con los Páises Andinos, con Chile, con Colombia, con Amércia Central y con los países del Caribe, también con México y Canadá. La razón de no haber avanzado en el acuerdo con Mercosur tiene más que ver con los intereses agrícolas de Francia que con dificultades con esta organización. Yo siempre digo que si Francia fuera productora de plátanos la UE no habría cerrado acuerdos comerciales con Ecuador (de la Comunidad Andina)  ni con América Central.

Esta semana en el pleno de Estrasburgo se ha dejado entrever esa preocupación francesa. La defensa de la agricultura francesa une a todos los partidos, hasta a Marinne Le Pen, que convocaba rueda de prensa en la eurocámara para hablar -unicamente- de su rechazo al TTIP y a todo lo que atente contra la soberanía de Francia para decidir sobre lo que afecta al campo francés. Y no sólo ella. El lider sindicalista del campo francés, ahora eurodiputado, José Bové, también dejó entrever su postura en el debate con la Comisaria de Comercio Cecilia Malström sobre la negociación UE-Mercosur. Decía Bové: "da la impresión que la moneda de cambio de todos los acuerdos comerciales como el de Canadá, Mercosur y ahora el TTIP siempre es la agricultura".

Osea. Que si que hay motivos para estar preocupados con la oscura negociación del TTIP, pero en medio hay intereses nacionales que pesan más que los intereses nacionales de otros países, y eso choca con la idea de Europa. Marinne le Penn recordaba hoy en la rueda de prensa que Francia aporta a la UE 20 mil millones de euros y recupera 13 mil. Vaya que segun ella salen perdiendo. Se olvida de que con ese dinero pagan por decidir lo que afecta al resto.

En fin. Son los vericuetos de la política europea que trascienden menos pero tienen su peso y que influirán más que las protestas sociales en la salida del TTIP de la agenda europea.

Merkel de momento está más callada. Pero nos sorprenderá en breve para fijar su postura, comprometida recientemente con Obama. Esta vez me parece que el eje franco-alemán no va a funcionar.


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